Nombre Investigador: Constanza San Martín. Kinesióloga (Fisioterapeuta) de la Universidad de Talca, Chile y estudiante de Máster en Procesos del Envejecimiento de la Facultad de Fisioterapia de la Universidad de Valencia.
La Enfermedad de Parkinson es un proceso degenerativo progresivo del sistema nervioso. El daño fundamental de la enfermedad recae en un lugar del cerebro llamado Núcleos de la Base, en donde las neuronas encargadas de su funcionamiento empiezan a morir. Dentro de la enfermedad de Parkinson existen características clásicas que se dan en todos los pacientes, estas son: lentitud de movimiento, temblor en el reposo, rigidez, alteración del equilibrio y de la postura. Todos estos cambios influyen en una de las tareas básicas de la vida diaria de las personas como lo es desplazarse de un lugar a otro. El poder caminar por sí mismo es una condición primordial en la autonomía de una persona, cuando ésta se ve alterada, comenzamos a depender de otros para realizar tareas tan básicas como pararse de una cama o trasladarse dentro del mismo hogar. Cuando la marcha (caminar) está alterada, se
corre un gran riesgo de sufrir una caída, factor que puede alterar aún más la independencia de cada persona ya que ese hecho traumático supone consecuencias que en la edad avanzada pueden ser de gravedad.
En la mayoría de estudios que se han realizado hasta ahora, se coloca al paciente dentro de un ambiente controlado para observar estas alteraciones. Pero en el día a día, una persona está sometida a múltiples estímulos de diferente tipo y complejidad. Un ejemplo de esto es que cuando vamos caminando por la calle, la mayor parte del tiempo no estamos pendiente de cómo caminamos, sino de dónde tenemos que ir, de qué hora es, de la conversación con un tercero, de lo que hacemos con nuestras manos, etc. Los seres humanos nos desenvolvemos en ambientes complejos en donde nuestra atención está puesta en cualquier actividad cognitiva y, de normal, no en una actividad motora. La atención que se presta al gesto motor como tal, es cuando éste requiere de una planificación compleja o de un nuevo patrón de ejecución. Es por este motivo que en este estudio se quiere observar cómo se alteran ciertas variables de la marcha cuando nuestra atención está puesta en ella y cuándo no lo está. Estos aspectos son necesarios de evaluar porque los tratamientos de marcha deben estar adaptados a los requerimientos cotidianos del paciente. El único fin de esta investigación es generar un nuevo conocimiento científico para la comunicad de pacientes y tratantes, contribuyendo a objetivar aún más los tratamiento y a mejorar la calidad de vida de las personas con enfermedad de Parkinson.
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